Es
sencillo de comprender. Son las prácticas desde los romanos.
Los
buenos gobernantes llevaron Roma a su culmen territorial, económico y de poder.
Las
ciudades romanas son en gran parte, especie de icono de la cultura, la política
y la economía, además de ser actualmente para muchos sistemas de gobierno en
muchos países, base del sistema judicial, administrativo, fiscal y no se diga
para los negocios en el mundo, pues fueron los que inventaron la economía.
Las
bases, formas y prácticas de hacer política
no son la excepción.
Vea
usted, hoy en la actualidad la forma de gobernar en México, en esencia no dista
mucho de aquella. La monarquía era electiva y el Rey era el Presidente de la
República
El
rey era el personaje más poderoso del estado romano, jefe de los habitantes que
pueblan el territorio del país. El cargo no era hereditario pero el Rey procuraba
nombrar a un sucesor al igual que a los gobernadores de la ciudades, Jefe del
ejército, Jefe de la Caballería, Jueces, etc.
Siempre
fueron queridos y reconocidos los
gobernantes que realizaron varias reformas, los que enmendaron los excesos de
la gestión anterior.
En
tiempos actuales en México, podría ser bien querido el gobernante que devuelva
la tranquilidad y la paz social al igual que alivianara la carga tributaria a
los más pobres.
De
esa manera se ganaría el vital apoyo del pueblo, en donde este vería en las
instituciones a un amigo para su bienestar a través de los beneficios que estas
brindan.
Tras
el fugaz y torpe reinado de los panistas, es importante recordar que el jefe
político de los gobernadores es el Presidente de la República. Ah, pero eran
otros tiempos, tal vez algunos despistados nos dirán, pero la verdad es que según
los cánones de la política y las reglas no escritas, el presidente de la
república debe de tener el control de todo o casi todo, pues es de esa manera
como se validaría como ‘El Presidente’
Y
es que los medios señalan sobre lo suelto que han estado los gobernadores estos
doce años y les endosan el mote descalificador de “virreyes”.
Por
supuesto que cambiarían y se actualizarían ciertas formas, pero nunca la
esencia.
Enrique
Peña Nieto, una vez declarado Presidente Electo y con la banda presidencial se
transformará y gobernará, según dicen quienes le conocen, con mano dura.
La
etimología de la palabra ‘presidente’, proviene de términos del latín: pre:
antes, y sedere: sentarse; lo cual quiere decir: “el que se sienta en frente”.
En
el caso del Presidente de la República, es quien lidera al poder ejecutivo,
siendo su figura representativa. Aunque también puede ser sincrónico, es decir
en coordinación con los gobernadores y los delegados federales sin soslayar
considerar la opinión de algunos de los consejeros de la presidencia.
El
caso de Tamaulipas es particular.
El
gobernador Egidio Torre sostuvo que se realizarían los cambios tan solicitados
y esperados por la mayoría de la clase política dominante y en la ignominia en
el estado, después de la vergonzosa derrota que sufrió el PRI en todo el estado
y donde el candidato presidencial que se sentará a gobernar a partir del día primero
de diciembre perdió la elección.
Aunque
pidió a los medios no comer “ansias”, muchos opinan que los cambios no se darán
de golpe si no a cuenta gotas para cuando se siente el nuevo presidente estos estén
realizados.
Es
importante señalar que la exigencia de los militantes priistas de los nuevos
espacios a nuevos actores con los que se supone el PRI estatal haría una
limpieza y renovación de sus cuadros, buscando con esto una nueva generación de
priistas para supuestamente darle al tricolor un nuevo perfil y nuevos buenos
resultados ha quedado comprobada con los que “coordinaron” las campañas a nivel
estatal, pues fueron noveles y se supone una “nueva generación” de priistas.
El
resultado fue patético.
Y
se podría vaticinar que llegado el momento, Enrique Peña Nieto podría decir con
respecto a las delegaciones federales y candidaturas a presidencias municipales
y diputaciones locales en Tamaulipas, lo mismo que declaró en la primera
entrevista como gobernador electo Egidio Torre con respecto a quienes lo acompañarían
en su mandato y dijo: “Rodolfo tenia sus amigos. Yo tengo los míos”.
De igual
manera con respecto a los proyectos amarrados y casi palomeados para tales
candidaturas por el primer priista del estado,
“el que se sienta en frente” podría sentenciar lo mismo: el gobernador
tenía sus amigos. Yo tengo los míos…
Muchas
gracias y hasta pronto…