Y sobre el caso de la manta alusiva a el alcoholismo del presidente Calderón sigue la mata dando, ahora con la segunda manta que sacó el polémico y conflictivo diputado federal Fernández Noroña de quien muchos tienen la percepción que trabaja para algún grupo de poder y de muchos intereses en el País, pues no ha parado en sus ataques contra la administración federal en turno desde sus inicio.
Al iniciar la sesión en San Lázaro, Gerardo Fernández Noroña desplegó una manta que no terminó de colocar al frente de su curul cuando los diputados panistas Agustín Torres Ibarrola y Arturo García Portillo intentaron arrebatarla provocando un zafarrancho que propició un breve receso decretado por el presidente de la mesa directiva, Jorge Carlos Ramírez Marín.
La manta con una fotografía de Felipe Calderón hace alusión a Belisario Domínguez: “El senador Belisario Domínguez acusó a Victoriano Huerta de traidor y asesino; éste lo mandó a matar y cortar la lengua. Belisario Domínguez nunca aportó pruebas”.
Esto en clara alusión al conflicto que ha tenido no solo un impacto internacional sino mundial.
Pero en fin si el presidente de la república ingiere o no bebidas alcohólicas, es lo de menos, lo que si es cierto es que el comportamiento del presidente Calderón es exactamente el de un a persona en estado de embriaguez y no precisamente por causa del alcohol, sino a consecuencia del poder.
Vea usted, el alcoholismo ha sido considerado como una enfermedad incurable, progresiva y mortal por la Asociación de Médicos de los EE.UU. (American Medical Association); igualmente la Organización Mundial de la Salud, lo determina como una enfermedad y lo precisa como “...toda forma de embriaguez que excede el consumo alimenticio tradicional y corriente o que (...) sobrepasa los linderos de costumbres sociales...” Enfermedad que afecta no sólo al adicto sino también la vida de todo aquel que se encuentre a su alrededor.
O sea a todos los mexicanos.
Alcohólico, Alcohólica –según la definición de Marty Mann- es “alguien a quien la bebida causa un continuo problema en cualquier aspecto de su vida” y que sufre una enfermedad para la cual no se conoce cura alguna, es decir, no hay curación.
Esta característica de la transformación de la personalidad o carácter de estos enfermos es uno de los principales aspectos a tener en cuenta en esta enfermedad, pues el desconocimiento de este fenómeno puede impedir el reconocimiento temprano del problema.
El temperamento es inmutable, pero el carácter sí puede variar a través del cambio de la personalidad. Por lo tanto, sí que hay una modificación cualitativa del comportamiento en el alcohólico.
Pero, “ojo” lo más curioso es lo siguiente:
Entre los síntomas o manifestaciones comportamentales más características en el alcohólico cabe señalar las siguientes: mayor inmadurez, dependencia emocional, inseguridad, conductas
temerarias, chantajes emocionales, baja tolerancia a la frustración, complejo de inferioridad, , deterioro intelectual, pérdida de autocrítica, desequilibrio emocional, conflicto en relaciones interpersonales, depresión, baja autoestima, conductas extravagantes, trastornos de la personalidad, angustia, ideas delirantes, etc.
Todos estos síntomas mencionados son los síntomas del alcoholismo a los que se suman también uno más que es: ¿cuál cree? R- La ingesta de alcohol.
A lo que determinamos que efectivamente el presidente Calderón trae, desde hace ya un buen tiempo una “BORRACHERA SECA”
Y la ultima:
Y otra funcionaria federal, por cierto también panista, que no bebe (¿?), es Lucirene Alzaga Madaria, quien al imaginarse ya con la candidatura para el senado en el bolso, nos informa a todos los tamaulipecos que gracias a su inmejorable desempeño en la Sedesol Federal en Tamaulipas, los pobres se han acabado en el estado.
Como se ve que la delegada cuando viene al sur se la pasa en el club campestre, el casino tampiqueño o el deportivo español y no se ha dado una vuelta por el chispus o por la zona baja de la morelos y no se diga en las aéreas olvidadas de Altamira.
Muchas gracias y hasta pronto…
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