Hace más de doce años, como hoy en día, a su servidor le apasionaba el deseo de conocer y estudiar el arte de conducirse y hacer política por los personajes de la misma a lo largo de la historia en los grandes imperios.
En mi buscar, encontré un interesante libro que para algunos es el equivalente a la biblia negra, el cual, no intento recomendarlo por que es una edición en donde se narran hechos un tanto descarados y sin mesura en la forma de hacer, según Juan Pablo II, la más noble de las actividades después de la caridad: La política.
El libro en mención se llama “Las 48 leyes del poder” de Robert Green del cual a continuación transcribo unos o varios párrafos sobre la historia de Joseph Fouché
Quien progresó y se mantuvo en el poder gracias a su genial dominio del arte de aguardar el momento oportuno. Esto nos enseña una cantidad de lecciones fundamentales.
En primer lugar, es de crucial importancia reconocer el espíritu de la época. Fouché siempre veía dos pasos más adelante, encontraba la ola que lo llevaría al poder y se subía a ella.
Siempre hay que adecuarse a los tiempos, anticipar altibajos y giros, y nunca perder el tren. A veces el espíritu de la época resulta difícil de analizar: reconózcalo no por las manifestaciones más evidentes y llamativas, sino por lo que yace oculto y latente. Mire hacia los Napoleones del futuro, en lugar de aferrarse a las ruinas del pasado.
Y es aquí donde Enrique Peña Nieto al parecer ha sabido identificar plenamente los tiempos políticos ,así como también, el momento estelar de su actuación como una fiera salvaje que se aferra a su presa y, en este caso, no es momento para el gobernador del Estado de México de aventar toda la carne al asador y ha sido flexible y paciente al dejar que los diferentes grupos políticos en el estado sean quienes pongan el candidato al gobierno del estado recayendo finalmente el dedo, en la persona de Eruviel Ávila, así Peña Nieto les cambia el escenario a los interesados en crear la alianza entre PAN-PRD y aunado a esto se proyecta como un aspirante incluyente y abierto a propuestas de loas diferentes corrientes priistas, a veces conviene apostar a la reacción que se está gestando y ponerse a la vanguardia.
Fouché tenía una increíble paciencia.
Si usted no usa la paciencia como su espada y su escudo, quizá maneje mal los tiempos y se convierta en perdedor.
Cuando el factor tiempo no lo favorecía, Fouché no luchaba ni se desesperaba ni actuaba con precipitación.
Conservaba la calma, trataba de pasar inadvertido y construía con paciencia el apoyo que necesitaba de la ciudadanía y de los más importantes grupos, el andamio para su próximo ascenso al poder.
Cada vez que se encontraba en una posición débil, esperaba con paciencia su momento, de modo que el tiempo siempre terminaba siendo su aliado.
Reconozca el momento para ocultarse entre los pastos o esconderse debajo de una piedra, así como el momento adecuado para mostrar los colmillos y atacar".
Peña Nieto es sabedor que una decisión tomada en base al corazón (en este caso renunciar a la imposición de su primo Alfredo del mazo) o al estomago le puede costar, simple y sencillamente:
La presidencia de la república.
Si, es verdad que las nuevas generaciones y la forma de hacer política no solo en México, si no en el mundo entero ha cambiado pero la esencia y objetivo fue, es y seguirá siendo el mismo: EL PODER
Para quienes no identifican a Fouché, les diré que fue un personaje clave en los tiempos de la Revolución Francesa y que, como lo sugiere lo anterior, supo adecuarse a las circunstancias para mantenerse en el poder.
Sin duda alguna, Enrique Peña Nieto, independientemente si llega o no a ser el candidato del PRI a la presidencia, se ha convertido en un fiel intérprete de la definición más clara de lo que es la política: ciencia, paciencia, constancia y circunstancia.
Muchas gracias y hasta pronto…
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