Polvorín
La ruta de rispidez y cieno
José Ángel Solorio Martínez
El diputado Gustavo Torres Salinas tenía todo para llegar sin aspavientos, como candidato del PRI a la alcaldía de Tampico. Presencia en la ciudad; consenso entre los grupos de poder más macizos del puerto; mano atenta para el Clero y sus grupos de presión; y sobre todo, el visto bueno de la Nomenklatura estatal priista. A ello añadió un plus: su ejercicio como parlamentario que ha potenciado su capital político con su capacidad interlocutora entre todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso del Estado.
¿Qué más podía pedir?
Pero siempre, hay un pelo en la sopa.
Su jefe de Prensa, Ricardo Garza Narváez ha entrado en una perniciosa dinámica de confrontación con los grupos de poder estatales. Y eso, ha envenenado el camino del diputado Torres Salinas. Los observadores de la correlación de fuerzas políticas en las micro-regiones presumen que esa contaminación puede obstruir el terso camino que el legislador se ha construído desde hace más de un sexenio.
Garza Narváez suma a su déficit de confianza, la de su hermano Felipe Garza Narváez que debió salir por la puerta del oprobio de la sub Secretaría General de Gobierno que ostentó hasta hace unas semanas.
Es probable que los hermanitos Garza Narváez no logren dinamitar las aspiraciones de Torres Salinas.
Lo evidente es que los fraternos del mal, han llenado de rispidez y cieno una ruta que se veía lisa y aterciopelada...
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