No
existe la menor duda en que el gobernador del estado Ing. Egidio Torre Cantú,
se ha ganado ya, el cariño de la gente.
Y esto se dejo ver ante miles de entusiastas
personas congregadas en los jardines del Parque Juárez y en calles y avenidas
adyacentes, el Gobernador Egidio Torre Cantú encabezó la ceremonia del 202
aniversario del Grito de Independencia. Acompañado de su esposa María del Pilar
González de Torre, de sus hijos, de su padre Egidio Torre López y de los
presidentes del Poder Legislativo y Judicial de Tamaulipas.
El
saldo de los festejos en todo el estado fue blanco. La seguridad que se les
proporcionó a los ciudadanos para su asistencia a los festejos patrios, fue de
lo mejor de los últimos eventos al aire libre. Los eventos estuvieron
blindados.
De
la misma manera el mandatario estatal encabezó este domingo 16 de septiembre
los festejos patrios con un homenaje a los Héroes de la Nación en el monumento
que se ubica en el 22 Hidalgo de esta ciudad capital, así como un desfile
cívico-militar en el que participaron estudiantes, militares y elementos de
otras corporaciones.
Torre
Cantú dijo que los tamaulipecos comprendemos la historia nacional como una gran
lección que nos enseña a amar a nuestro país, que nos enseña a trabajar por lo
que queremos.
“Aquí
en Tamaulipas hemos sido protagonistas de las luchas históricas que han
definido y dado rostro a nuestra nación. Proclamamos la independencia y
luchamos por ella”.
Se
respiró en el sur de Tamaulipas, un poco más de tranquilidad en las fiestas de
este año. Seguramente, excepto casos aislados, la situación mejorara en todos
los aspectos.
Carrillo: el torvo.
Era
una calurosa noche de febrero del 2005. El whiskey corría generosamente.
La
cita para los funcionarios del ayuntamiento de Altamira fue en el
establecimiento de un bar de “obligación” para visitar los fines de semana por
los mismos, allá por los rumbos de la avenida universidad.
En
el lugar se encontraban el presidente, su director de obras públicas y su
tesorero entre otros “galantes invitados”.
Casi
a media noche, hace presencia la torva y pequeña figura de Pedro Carrillo
Estrada.
En
‘jeans y playerita’. Eran tiempos difíciles en la política para él.
--
Qué tal Pedro, ahora te atiendo.-
--Gracias,
contestó.-
Me
acerque a saludarlo y me dijo:
--Me
gusta mucho cuando esta gente se excede, pues es aquí cuando se logran
importantes cosas sin batallar y sacar buen provecho de los demás. —
A
las pocas semanas, Pedro fue director de obras públicas en Altamira.
A
Pedro no le importó lucrar con el legado político que le heredo su hermano, el inolvidable
Sergio Carrillo-Ese si era un señorón, pues segundas partes nunca fueron buenas-.
Pedro
quiere seguir siendo el único usufructuario del apellido que posicionó su
hermano Sergio en el puerto; al grado de que se ha convertido en el principal
promotor de una campaña de desprestigio en contra de su propia sobrina, la carismática
y joven diputada, Griselda Carrillo hija de Sergio.
Según
fuentes de suma confiabilidad, el embate, el asalto por la ambición y hambre
desmedida del poder por parte del equipo de Pedro Carrillo va en serio, desde
la entraña.
Es
una consigna en contra de su propia sangre.
Consigna
del insociable y hosco. El torvo Pedro Carrillo.
Muchas
gracias y hasta pronto.
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